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¡Aprenda todo sobre las copas de vino!

Por exagerado que parezca, beber vino de copa en lugar de una copa normal marca la diferencia a la hora de disfrutar de sus sabores y aromas. Las copas tienen un diseño propio para realzar las características de los vinos.

Apreciar un vino es siempre una experiencia nueva. Independientemente de si utilizas un vaso o una copa, lo importante es aprovechar al máximo el momento.

Sin embargo, el mundo del vino está rodeado de algunos detalles que permiten extraer del vino lo mejor que tiene para ofrecer, y las copas son uno de ellos.

Para entender esto, dividámoslo en cuatro partes:

La base tiene la simple función de soportar el conjunto. El tallo, en cambio, es la parte donde debemos sujetar la copa, ya que de esta forma evitamos el contacto de las manos con la copa, lo que puede cambiar la temperatura de la bebida.

El cuenco es más ancho para facilitar el contacto del vino con el aire, además de permitirnos realizar el movimiento rotatorio de aireación sin derrames. El borde es más cónico para concentrar la dispersión de aromas.

Lo ideal es que la copa sea siempre incolora, translúcida y con una superficie lisa para no obstaculizar la observación del color. Por mucho que los vasos de vidrio sean más baratos, el cristal es el material ideal porque es más liviano, tiene una excelente transparencia y una mayor porosidad, lo que contribuye a un mayor desprendimiento de las moléculas de aroma.

Los principales tipos de copas son:

Copas de vino tinto

Debido a su mayor complejidad de aromas y sabores, los tintos exigen un respiro, de ahí el motivo del mayor cuerpo de la copa. En esta categoría, hay dos grupos fundamentales, separados según aromas y gustos: los burdeos y los borgoñones, el nombre se debe al estilo consagrado de las regiones francesas.

Copa de Burdeos

Máximo icono entre las copas de vino, tiene un filo cerrado con un objetivo específico: la concentración de aromas y el cuidado con el impacto de los taninos.

En el caso de un gran vino, rico en acidez y taninos, el borde recto hace que el gusto vaya directamente al centro de la boca, permitiendo un mejor equilibrio para la cata.

El gran abultamiento, que evita la dispersión de aromas, favorece la degustación de tintos producidos con Cabernet Sauvignon, Merlot y otras variedades típicas de la región francesa.

Copa de Borgoña

Con un abultamiento aún más amplio, este formato realza el carácter concentrado y complejo de los vinos elaborados, principalmente, con Pinot Noir y otras variedades tintas igualmente delicadas.

Las características son tan sutiles que el líquido necesita una mayor superficie para recoger sus aromas, destacando su equilibrio. El cuenco más ancho facilita la aireación del vino, liberando aromas más rápidamente.

En Francia, sin embargo, las copas burdeos con borde curvo son más comunes, para dirigir el vino hacia los lados de la lengua, que son más sensibles a la acidez. Pero este es un caso extremo, para aquellos que no solo coleccionan vinos, sino también copas.

Copas de vino blanco y rosado

Como se sirven a menor temperatura, el cuerpo de la copa, en este caso, debe ser más pequeño y el tallo, un poco más largo, para intercambiar menos calor con el ambiente, provocando que el líquido se caliente rápidamente.

El borde estrecho dirige el vino hacia el centro de la lengua, permitiendo una mejor percepción del equilibrio entre acidez y notas afrutadas. Aquí, por cierto, cabe destacar: la copa de vino blanco también es buena para los rosados, que tienen las notas aromáticas de los blancos y también los taninos de los tintos.

Copas de vino espumoso

La elección de los vinos espumosos suele ser sencilla: el formato flûte (flauta, en francés) permite observar la evolución de las burbujas, el llamado perlage, uno de los indicadores de calidad de este tipo de vinos. La forma alargada también es útil para resaltar la efervescencia y la gama de aromas de la bebida.

El borde estrecho, a su vez, dirige el líquido a las partes del paladar que reconocen la textura cremosa. Este tipo de copa ha sido disputado últimamente por algunos expertos que defienden: incluso los vinos espumosos y cavas necesitan aire para liberar todas sus cualidades. Según ellos, el cuerpo ligeramente más ancho ofrece espacio para concentrar mejor los aromas.

Copas de vino de postre

Los vinos intensos y concentrados, dulces y fortificados se consumen en pequeñas cantidades y no necesitan airearse para desprender aromas, de ahí el menor tamaño de las copas. El borde estrecho dirige la bebida directamente a la punta de la lengua, por lo que la dulzura característica se percibe más fácilmente.

La copa ISO

Con un formato más pequeño y vidrio transparente, la copa ISO (Organización Internacional de Normalización), creada en 1970, es adecuada para todo tipo de vino, con la excepción de los vinos espumosos. Es muy utilizada en catas técnicas, agilizando el trabajo del equipo de sommeliers. Los puristas la aborrecen, pero el modelo es una adición bienvenida a la relajación de beber vino en casa.


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