Dentro de una botella de vino siempre hay una gran historia. Presentes en la vida del hombre desde hace miles de años, ya sean tintos o blancos, han confi gurado no sólo el paisaje y la economía, sino también la cultura de las regiones donde se producen.
No es casualidad, por tanto, que excelentes museos dedicados al tema hayan ganado protagonismo en regiones productoras tradicionales, como Burdeos, en Francia, y Barolo, en Italia, especialmente en la última década. Por tal motivo, hoy te compartimos una selección de cinco de estos interesantes lugares que no te puedes perder en tu próximo viaje al Viejo Continente.
¡Conoce cinco museos europeos dedicados al vino!
Museo Vivanco de la Cultura del Vino
Briones, La Rioja, Espanha
Situado a 35 kilómetros de Logroño, capital de La Rioja, el Museo Vivanco de la Cultura del Vino está considerado como uno de los mejores museos del mundo en el segmento, y se centra en la interpretación del vino como elemento civilizador.
Inaugurado en 2004, expone objetos históricos como prensas y recipientes, así como obras de arte que evocan la bebida, fi rmadas por maestros españoles como Picasso, Sorolla, Chillida y Juan Gris.
Además, cuenta con el “Jardín de Baco”, donde están plantadas 220 variedades de uva (entre ellas las estrellas españolas Tempranillo, Albariño, Verdejo, Xarel-lo, entre otras) y rarezas como la Teta de Vaca y la Sultanina. El museo ofrece un restaurante de cocina riojana, así como con un gastrobar y una tienda. La visita también puede combinarse con un recorrido por la bodega Vivanco o un curso de cata de dos horas (visita – 18 euros; bodega y visita al museo – 25 euros; curso de cata – 25 euros).
WIMU – Wine Museum Castello di Barolo
Barolo, Itália
Desde las colinas cubiertas de viñedos de la región de Langhe, en el Piamonte, ya se puede ver el edifi cio que
domina la silueta del pequeño Barolo. Con origen en el siglo X -aunque suaspecto actual se forjó en el siglo XIX-, el Castello Falletti alberga el museo del vino más innovador de Italia.
Inaugurado en 2010, el WIMU fue concebido por el museógrafo y escenógrafo suizo François Confi no, que desarrolló una línea creativa y poética que invita a los visitantes a refl exionar sobre su relación con la bebida. El espectáculo comienza en los pisos superiores del castillo y continúa bajo tierra. En este orden, el visitante pasa por ambientes que retratan la vida en la región en distintas épocas, una original bodega e instalaciones que cuentan la historia de la bebida mientras se estimulan todos los sentidos.
La visita, por supuesto, termina con una degustación especial en la enoteca, donde los 11 pequeños pueblos que producen el vino Barolo están representados con sus creaciones (visita – 8 euros).
CIC FASSINA — Centro de Interpretación del Cava
Sant Sadurni d’Anoia, España
La plaga de la filoxera, la mayor catástrofe de la historia del mundo del vino, diezmó los viñedos europeos entre los siglos XIX y XX. Al ver devastadas sus vides tintas, los productores catalanes rescataron las variedades autóctonas de uva blanca (Macabeo, Parellada y Xarel-lo) que resultaron resistentes a la filoxera vastatrix.
De la combinación de estas tres uvas nació el cava, producido principalmente en los alrededores de Sant Sadurni
d’Anoia, a 50 kilómetros de Barcelona. La historia del famoso vino espumoso español (con una recreación de la filoxera vastatrix a escala gigante) y su vocación de bebida de celebración, tejen la trama de este museo interactivo, que cuenta con proyecciones en 3D y un juego de realidad aumentada en su colección (visita – 6 euros).
Museo del Duero
Peso da Régua, Portugal
Ocupa la antigua sede de la Companhia Geral da Agricultura das Vinhas do Alto Douro Vinhateiro, donde, en 1756, se creó la primera zona vinícola regulada del mundo (forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco).
Posteriormente, el edificio sirvió de almacén de vinos, hasta que pasó a manos de la fundación que gestiona el Museo del Duero, inaugurado en 2008. La colección rinde homenaje a la identidad y la historia de la región, haciendo hincapié en la viticultura. La colección incluye herramientas y muebles relacionados con la producción de vino de Oporto, etiquetas antiguas y obras de arte, expuestas en amplias salas de estilo industrial conectadas por escaleras de caracol.
Dedica un tiempo para descansar en el jardín (donde se exponen barcos antiguos) y disfruta de una atractiva vista del Duero. El complejo también cuenta con una hermosa tienda de vinos finos, accesorios, libros y recuerdos, y un
restaurante/bar con mucho estilo (visita – 6 euros; visita y una copa de Oporto – 7,5 euros; visita y una botella de Oporto – 15 euros).
Cité du Vin
Burdeos, França
Inaugurada en 2016, la Cité du Vin es el complemento perfecto para las visitas a los châteaux que producen algunos de los mejores (y más caros) vinos del mundo, el museo recibió 400,000 visitantes el año pasado. Según Anouk Legendre y Nicolas Desmazières, arquitectos responsables del proyecto, el edificio evoca el alma del vino.
Con el aspecto de un decantador estilizado, ha sido moldeado con placas de aluminio perforadas y grandes superficies de cristal que reflejan la luz del sol. En el interior de la estructura curvilínea, el metal da paso a un ambiente “orgánico”, calentado por hermosos arcos de madera rústica que recuerdan a las cajas de vino.
La colección permanente promueve una inmersión sensorial en la cultura y la historia del vino, a través de 20 exposiciones temáticas interactivas, repartidas en una superficie de 3 mil metros cuadrados. El gran final tiene lugar en la Belvédère, una sala con una vista de 360 grados de la ciudad de Burdeos (apodada “Petit Paris”), donde los visitantes pueden degustar los legendarios vinos de la región bajo un techo forrado de copas — un degustación está incluido en el precio de la entrada.
El complejo también cuenta con una buena tienda, el restaurante Le 7 (con más de 500 etiquetas regionales) y el bar de vinos brasserie Latitude 20. Vale la pena da seguimiento al calendario de exposiciones temporales y otros eventos (visita – 20 euros).